El otoño ha sido bastante bueno
este año y nos ha dejado unos días excepcionales para disfrutar de lo que más
nos gusta hacer que es correr.
Pocas veces hemos podido entrenar
con temperaturas tan altas en el mes de Noviembre, pero como todo lo
bueno, ya se terminó, llegó el frío, las
bajas temperaturas, el viento y en muchos casos la nieve.
El frío no es una excusa para
dejar de correr. Simplemente tendremos que buscar la forma más adecuada de
realizarlo.
Primero, y lo más importante, es
que hay que abrigarse más que de costumbre. Es muy importante mantener las manos y los pies lo
más caliente posible ya que hacen que el resto del cuerpo se temple. Los
accesorios como los guantes, los gorros, las cintas para los oídos o todo los que
nos tape el cuello serán imprescindibles para entrar en calor.
Por supuesto que vamos a intentar
salir a correr mientras haya luz del día, ya que por la noche las temperaturas
bajan más, pero, en muchos casos no nos quedará más remedio que correr con la
luz de las farolas de los parques, por lo que habrá que tomar más medidas
contra el frío.
Calentar bien es fundamental.
Nuestro cuerpo está “frío” y nuestros músculos agarrotados por lo que siempre
lo realizaremos de menos a más y sin grandes cambios bruscos de ritmo, para no
sufrir lesiones tontas. Hay que buscar entrar en calor y por ello, si se
necesita haremos el calentamiento más largo
de lo habitual.
Muy importante una vez que hemos calentado es no perder ese
calor. Si a continuación del calentamiento tenemos series, estiraremos lo justo
y empezaremos con la movilidad y la técnica de carrera, para que el cuerpo esté
en movimiento y no bajemos de nuevo la temperatura corporal. Es importante en
este punto, que podamos cambiarnos la ropa o por lo menos la camiseta que va
más pegada al cuerpo, ya que si hemos sudado lo que tenemos que evitar es que
ese sudor se seque y nos agarremos un constipado. Esto siempre lo haremos por
supuesto al terminar de entrenar y si llueve con más razón.
Hidratarse también es importante,
aunque creamos que no hace falta y nuestro cuerpo no nos lo pida, tenemos que
seguir bebiendo agua.
Hay zonas de nuestro cuerpo que
sufren más que otras con el frío. Como hemos dicho antes las manos y los pies
son los primero que se quedan “helados” pero, también muy importante es la
garganta. El aire frío hace que se resequen las vías respiratorias. Esta zona
del cuerpo debe de ir bien cubierta, y debemos cuidarla al terminar los
entrenamientos.
Respecto a la alimentación, el
propio frío nos pide que tomemos comidas calientes. Sobre todo después del
entrenamiento hacemos que el cuerpo vuelva a recuperar su temperatura. Comidas
más “calóricas”, con proteínas y
aumentando la vitamina C, hacemos que estemos más preparados y llevemos lo
mejor posible las bajas temperaturas.
Ahora ya sabemos cómo combatir el
frío. Sigue disfrutando de salir a correr y sobre todo piensa que cada día que
pase es uno menos para la vuelta a temperaturas más agradables.
Equipo VG Running
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