Existen varios tipos de
plantillas. Las plantillas que encontramos en cualquier zapatilla (las que
vienen de fábrica) son un tipo de plantilla neutra, que nos ayuda a proteger el
pie y crear comodidad en la pisada. Son “estándar” que quiere decir que son las
mismas para todo el mundo y depende de la marca de la zapatilla hacerlas de una
forma u otra, amortiguan más o menos, y difieren poco en las características.
Por otro lado, tenemos las
plantillas personalizadas (podológicas), que son aquellas que se realizan a
través de un estudio, con un profesional, y que están realizadas “a medida” en
función de nuestra pisada o nuestra necesidad para prevenir o proteger una
lesión.
El tema del uso o no de
plantillas personalizadas para correr siempre crea mucha controversia.
No todo el mundo necesita
utilizar una plantilla de este tipo, ya que muchas lesiones pueden curarse con
calma, con buen fortalecimiento y con la ayuda del fisioterapeuta. Es decir, no
por hacerte una plantilla personalizada en el podólogo, significará que siempre
curarás tu lesión, es una herramienta más y una posible solución al problema.
El uso de una plantilla podológica dependerá
del tipo de lesión que tengamos, del tipo de pisada, de nuestro peso, forma de
correr… y de muchos factores más. Cada uno somos un mundo, y cada uno
necesitamos una cosa, a unos les irá bien, a otros mal.
Con esto, tenemos que entender
que no siempre tiene porqué ir bien y ser la solución al problema que
tengamos o lesión.
Por supuesto que si queremos saber si debemos o no utilizarlas
vamos a acudir a un profesional que nos haga un estudio y valore nuestra
pisada.
En muchos casos, las plantillas
sirven para curar pequeñas lesiones y molestias que no nos dejan realizar
actividad física con normalidad, pero en otros pueden hacer que cambiemos
nuestra forma de correr y que tengamos otras molestias distintas a las
iniciales. Por eso, tenemos que ser conscientes de para qué tipo de lesiones
necesitamos o no el uso de una plantilla y como hemos comentado, siempre de la
mano de profesionales.
Por supuesto que siempre que
vayamos a utilizarlas debemos hacerlo poco a poco, e ir metiéndola en los
entrenamientos progresivamente, ya que no deja de ser un cambio en la pisada y
debemos acostumbrar al cuerpo.
En conclusión, nuestra opinión es
que si te sientes bien, sin dolores, sin molestias y no llevas plantillas
podológicas, no hay que rizar el rizo y es correcto seguir sin utilizarlas. Con
la plantilla propia de cada zapatilla nos vale.
Si por el contrario, padeces con
frecuencia lesiones, molestias, cargas, que se repiten, y no se curan, una
posible solución será acudir a un podólogo (al igual que acudimos al fisio,
médico…) para realizar un estudio y
quizás la plantilla sea la solución.
Equipo VG Running
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