A los corredores nos gusta correr, y siempre se ha caído en el error que para correr más hay que entrenar más ... pues bien, no estoy para nada de acuerdo. No por entrenar más se va a correr más. Vamos a ser capaces de correr más, cuando entrenemos mejor, no cuando entrenemos más.
El cuerpo ha de asimilar todo el entrenamiento que realiza. Si entrenamos sin control, sin planificación, estamos cansándonos para nada. Esa es la premisa número 1 del entrenamiento: entrenar con cabeza para correr más.
Una vez que tenemos esto claro, que cumplimos con nuestras sesiones de entrenamiento, podemos mejorar nuestro estado de forma con el denominado entrenamiento invisible.
Ahora bien, ¿Qué es eso de entrenamiento invisible?
Es ese entrenamiento que no se ve, que forma parte del día a día y que nos permite asimilar todos esos kilómetros que recorremos en los entrenamientos. Músculos, tendones, articulaciones, y todo el organismo asimilará de una forma u otra los entrenamientos en función de una serie de parámetros que componen el entrenamiento invisible, siendo los siguientes los más importantes:
Descanso: una vez hemos cumplido nuestra sesión de entrenamiento, es muy importante tener claro que cuanto más descansemos y cuanto mejor, la calidad de asimilación del entrenamiento será mayor.
Sueño: como siempre digo, el sueño es reparador, y a través del sueño asimilamos lo realizado y nos preparamos para poder realizar el entrenamiento al día siguiente. Al menos hay que intentar dormir diariamente 7/8 horas.
Vida sana y organizada: tener todo más o menos bajo control, dentro de la vida de cada uno, es clave para rendir más. Un corredor va a correr más cuando tiene una rutina bien clara y organizada. Aunque parezca aburrido, es la única forma que tenemos para asimilar las cargas... no vale eso de juergas y fiestas hasta altas horas de la madrugada con asiduidad...
Fisioterapia: a través de masajes, descargas, agua fría, presoterapia y diferentes medios de recuperación que tengamos a nuestro alcance, conseguiremos recuperarnos más rápidamente del esfuerzo diario al que sometemos a nuestro cuerpo con el entrenamiento.
Nutrición: comer bien e hidratar bien son claves para correr más. Recuerda que la dieta de un deportista es sencilla, hay que intentar comer bien y comer sano. Que el cuerpo tenga todos los aportes de nutrientes necesarios para la práctica deportiva. Aún así, no volvernos locos y darnos un capricho de vez en cuando.
Ayudas ergogénicas: cuando la intensidad y el volumen de entrenamiento suponen un gran estrés para nuestro cuerpo, las ayudas ergogénicas (siempre permitidas lógicamente), van a suponer una ayuda para no caer enfermos y poder continuar con el entrenamiento en las mejores condiciones posibles. Como siempre digo no esperéis milagros. Cuando hay milagros en este campo está claro el por qué ... el siempre asqueroso mundo de fátima: doping.
Muy importante decir que, no es lo mismo un atleta de élite que vive en cuerpo y alma para el atletismo y que tiene facilidad para cumplir todos estos parámetros, que para un padre/madre de familia, con su trabajo y que sale a entrenar cuando puede... lo importante es que cada uno dentro de su vida tenga esto en cuenta e intente adecuarlo al nivel de exigencia en sus entrenamientos. Por ejemplo, si no vamos a poder descansar bien, si tenemos una vida de estrés y con mala organización, tenemos que ser inteligentes y no exprimirnos al 100% en los entrenamientos, ya que esto va a ser más negativo que positivo.
Conclusión: cada uno ha de adaptar su nivel de cargas de entrenamiento, en función de su vida diaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario