El verano se va disipando, el calor va remitiendo, y junto a ello el descanso que la mayoría de corredores hemos tomado en las vacaciones (en la mayoría de los casos más que merecidas).
Éstas llegan a su fin y con ello comienza otra nueva andadura, la de la nueva temporada.
Pues bien, ese comienza de una nueva temporada es de los momentos más delicados y más importantes dentro de una temporada atlética... y no porque se trate de una dificultad extrema en cuanto a planificación... no, no es eso ... sino que un exceso de trabajo, un mal trabajo con gran intensidad, gran volumen, puede derivar en alguna lesión que luego nos impida seguir con el curso normal de la temporada.
Los atletas, los corredores, los runners, como queramos llamarnos, sea cual sea el nivel, somos normalmente gente impulsiva, visceral. Tras el verano tenemos muchas ganas de volver a entrenar, parece que nos falta algo y hemos cargado pilas. No es raro, que nada más volver, en baja forma, en algunos casos con exceso de peso, hagamos locuras, entrenamientos que no hay que realizar, rodajes a velocidades excesivas, sufrimientos innecesarios... en definitiva tiros al aire.
No nos va a servir de nada exprimirnos a tope ahora, la temporada es muy larga y lo único que puede provocar eso es una lesión o una peor forma física en el futuro.
La paciencia es la clave del éxito, paso a paso, sin prisa pero sin pausa. El entrenador es la figura clave, el que debe sostener a los atletas, el que debe evitar las tonterías, quien tiene que dejar claro el trabajo a realizar.
Por tanto, a modo de resumen:
- paso a paso se hace el camino.
- rodar de menos a más.
- empezar con rodajes cortos y lentos.
- poco a poco vamos aumentando la duración de las cargas así como la intensidad.
- ante la mínima señal de molestia tenemos que extremar las precauciones.
- hacer paralelamente buen trabajo de fortalecimiento en este inicio de temporada.
Buen comienzo, Keep calm and GO ON!
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